Ricos y Pobres
Con un producto interno bruto (PIB) de 15.300 USD/ año aproximadamente, Chile se encuentra a la cabeza de América Latina. Sin embargo, la brecha que separa a pobres y ricos es enorme: un 1 % de la población trabajadora, los «súper ricos», concentran el 30 % de los ingresos, mientras que el 14,4 % de los chilenos vive en situación de pobreza y un 4,5 % bajo la línea de la extrema pobreza (ingresos mensuales de menos de 145 USD). La brecha se manifiesta especialmente al comparar los sueldos de gerentes comparativos quienes reciben sueldos de nivel internacional, mientras que los trabajadores no calificados llegan al salario mínimo legal de 276.000 pesos (433 USD mensuales aprox.). Profesiones que resultan importantes para la sociedad como los profesores, empleados públicos, jueces y policías, han sido históricamente mal pagadas.
Esta diferencia social se ve reforzada en el sistema educacional, donde la excelencia solo puede lograrse a través del dinero. Mientras las escuelas públicas son baratas, o gratis, estas no pueden compararse con las costosas escuelas privadas de la clase media y alta. La educación superior también resulta ser un aspecto sumamente costoso para familias con hijos.
La vida es más difícil para aquellos que no encuentran un empleo permanente, o para quienes no cuentan con una red social. A menudo, estas personas viven en moradas precarias o en viviendas sociales de mala calidad construidas en sectores lejanos de los ojos de la población más acomodada de la ciudad. A pesar de esta fuerte segregación social, el Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas que evalúa, entre otros, la expectativa de vida, educación e ingreso per capita posiciona a Chile como un país «con nivel de desarrollo alto». En el año 2015, Chile ocupó el número 42, quedando en segundo lugar entre los países latinoamericanos.